lunes, 8 de diciembre de 2008

La vejez

¿Quién es viejo?

¿La edad puede tener más de un significado? ¿Se puede tener más de una edad al mismo tiempo? Estas pueden parecen preguntas bastantes extrañas hasta que se comienza a pensar en ellas con un poco de mayor cuidado. Si la edad es una parte importante de nuestro autoconcepto y la sociedad, en general, parece valorar “lo más joven” en forma mucho más positiva que “lo más viejo”, entonces la percepción de que tan viejos (o jóvenes) somos. Tendrá un efecto significativo sobre la manera en la que nos valoramos.


Debido al retiro oficial, la sociedad hace muy difícil que las personas de más de 60 o 65 años permanezcan en un empleo, inclusive si son capaces o están dispuesta a seguir trabajando. Esto contribuye a lo que probablemente es una correlación bastante alta entre edad funcional, social, y cronológica. Si a las personas se les permitiera continuar trabajando hasta que decidieran dejar de hacerlo o hasta que no tuvieran la capacidad, en un sentido físico, la correlación sería mucho más baja.


En la práctica, pocas personas, a cualquier edad cronológica, se describe en forma consistente (es decir, dan la mismas respuesta a todos los reactivos).


Como señala Craig (1992) “los ancianos” no son un grupo cohesivo, sino más bien un conjunto de subgrupos, que van desde el individuo activo, recientemente retirado, de 65 años de edad, hasta el sujeto débil, quizá incontinente de 90 años. Cada grupo tiene problemas y capacidades únicas pero también comparten hasta cierto punto las dificultades relacionadas con la edad en cuanto a la reducción del ingreso, el deterioro de la salud y la pérdida de los seres queridos “… pero tener un problema no es lo mismo que ser un problema. La perspectiva demasiado popular de que aquellos de 65 años están necesitados, no son productivos y son infelices necesita revisión. Según Dietch (1995), y en esto concuerdo con él, “la etapa Final de la vida está rodeada de mas mitos, estereotipados y desinformación que cualquier otra fase del desarrollo…”.


Los ancianos es el grupo social que está aumentando con más rapidez. La gerontología (el estudio del envejecimiento) es una nueva especialidad que se ajusta a los patrones demográficos cambiante. La etapa adultez tardía o vejez se suele referir al periodo vital que se inicia a los 65 años. Los gerontólogos dividen a los adultos mayores de este periodo en dos bloques: los viejos jóvenes, entre 65 y 74 años de edad, y los viejos-viejos a partir de 75 años. Los ancianos también pueden clasificarse en ancianos sanos y ancianos enfermos, que interfiere en el funcionamiento y precisa atención medica o psiquiátrica.


Biología del pensamiento.


El proceso del envejecimiento, o la senectud (del latín senescere “hacerse mayor”) se caracteriza por el declive gradual del funcionamiento de todos los sistemas orgánicos: cardiovascular, respiratorio, genitourinario, endocrino, inmunológico, entre otros. Pero la creencia de que la vejez va indisolublemente asociada a una enfermedad grave, física y psíquica. La mayoría de la persona mayores, conservan las capacidades cognoscitivas y físicas con un nivel aceptable.


Por lo general, el envejecimiento se refiere al envejecimiento celular. Según la teoría más aceptada, cada célula tiene un lapso de vida determina genéticamente, durante la cual es capaz de duplicarse un número limitado de veces antes de morir. Los cambios estructurales de la célula se producen con la edad.

Se han relacionado factores genéticos con los trastornos frecuentes de la vejez, como hipertensión, enfermedad de las arterias coronarias, aterosclerosis, y neoplasias. Los estudios familiares indican que hay factores hereditarios en el cáncer de mama y estomago, polipolos de colon y algunas enfermedades mentales de la vejez. La edad normal de aparición de las enfermedades está entre los 35 y los 240 años, aunque se han descrito casos a los 70 años de edad.

Longevidad

La longevidad ha sido objetos de múltiples estudios intereses desde el comienzo de la historia escrita. La investigación sobre la longevidad ha relevado que una historia de longevidad familiar es el mejor factor predictivo de una vida larga: casi la mitad de los padres de las personas que superan los ochenta años también los superaron sin embargo, es posible prevenir o retrasar algunos factores que tienden a cortar la vida mediante una intervención eficaz. La herencia es solo un factor que se escapa del control del individuo. Entre los factores determinantes de longevidad que se pueden controlar están los chequeos médicos regulares, el consumo mínimo o nulo de alcohol o cafeína, el trabajo gratificante y una percepción personal de sí mismo como un ser útil a la sociedad mediante una labor altruista, como cónyuge, maestro, mentor, padre o abuelo. La alimentación sana y el ejercicio adecuado se asocian también con la salud y la longevidad.


ASPECTOS PSICOSOCIALES DEL ENVEJECIMIENTO.

Actividad social.

Las personas mayores sanas suelen mantener un nivel de actividad social solo ligeramente distinto al de los años anteriores. En muchos casos la vejez un proceso de crecimiento intelectual, emocional y psicológico continuo. En algunos casos sin embargo, la enfermedad física o la muerte de los amigos y familiares pueden imposibilitar la interacción social continuada. Además, cuando las personas experimentan una mayor sensación de aislamiento, pueden hacerse vulnerables a la depresión. Se ha comprobado que el mantenimiento de las actividades sociales es positivo para el bienestar físico y emocional, el contacto con los más jóvenes es también importante. Los ancianos pueden transmitir valores culturales y cuidar a las generaciones jóvenes, manteniendo un sentido de utilidad que contribuya a su autoestima.
Discriminación de los ancianos.


Butler acuño el término “ageism” (de age “edad”) para referirse a la discriminación hacia los ancianos y a los estereotipos negativos sobre la vejez que mantienen los adultos más jóvenes. A su vez, los mismos ancianos, pueden sentirse resentidos y desconfiar de otros ancianos, discriminándose entre sí. Según el esquema de Butler, la gente suele asociar la vejez con la soledad, la mala salud, la senilidad, y la enfermedad o debilidad general. Sn embargo, la experiencia de los ancianos no refleja de manera consistente esta actitud.


La buena salud, sin embargo, no es garantía por si sola de la buena calidad de vida durante la vejez. Las entrevistas demuestran que los contactos sociales son valorados en la misma medida que la buena salud. De hecho, los factores que afectan a un buen envejecimiento parecen ser multidimensionales. A. J. Garfein definió el envejecimiento “vigoroso” en términos de los compromisos productivos, estado afectivo, estado funcional, y estado cognoscitivo. Entre los cuatros indicadores solo hay una correlación mínima. Los individuos que envejecen de la forma más vigorosa son lo que tenían más contactos sociales, mejor salud y visión y menos acontecimientos significativos en los tres años inmediatamente anteriores comparados con los que envejecen con menos vigor. El vigor va decreciendo de manera lineal al aumentar la edad, pero puede persistir incluso en los ancianos de más edad.


Contratransferencia.

Los sentimientos y las actitudes de los médicos hacia las personas mayores provienen de distintas fuentes: la contratransferencia, las actitudes sociales y las actitudes de los pacientes sobre el hecho de ser mayores. Los sentimientos de contratransferencia hacia la vejez vienen determinando por las necesidades y experiencias pasadas del médico, tanto en un nivel consciente como inconsciente, el médico puede sentir miedo de su propia vejez o puede que haya tenido conflictos anteriores por la vejez o la muerte de sus padres o sus abuelos. Los médicos deben ser conscientes de estos sentimientos, sobretodo de los negativos: algunos ancianos pueden expresar las malas expectativas del médico, perder la confianza en sus capacidades y pretender serlo que, de hecho, no son.


Factores Socioeconomicos.


La economía de la vejez es un factor transcendental para los propios ancianos y para la sociedad en su conjunto. Muchas personas mayores están tan preocupadas por los asuntos económicos que su capacidad de disfrutar la vida se ve mermada. El obtener la ayuda médica necesaria puede ser especialmente difícil cuando no se cuenta con los fondos económicos suficientes.

Jubilación.
Para muchas personas mayores, la jubilación es el momento de disfrutar del tiempo libre y de liberarse de las responsabilidades de compromisos profesionales previos. Para otros es un periodo de estrés, sobre todo si la jubilación produce problemas económicos o perdida de la autoestima lo ideal sería que el empleo a partir de los 65 años fuera una opción personal. La mayoría de los que se jubilan voluntariamente regresan a la vida activa en los dos años siguientes por diversas razones: reacciones negativas hacia la jubilación, sensación de sentirse improductivo, problemas económicos y soledad.

Actividad sexual.
Aproximadamente un 70% de los hombres y un 20% de la mujer continúan siendo sexualmente activo a partir de los 60 años; la actividad sexual está limitada frecuentemente por la ausencia de pareja. Los estudios longitudinales han descubierto que el impulso sexual no decrece en los hombres ni en las mujeres al envejecer de hecho, algunos experimentan un impulso del aumento sexual. William Masters y Virginia Johnson informaron sobre el funcionamiento sexual de los mayores de 80 años entre los cambios fisiológicos que se puede observar en los hombres esta el retraso para conseguir la erección, la menor turgencia del pene y la eyaculación débil. En las mujeres, los bajos niveles de estrógenos se asocian con menor lubricación vaginal y atrofia vaginal. Las medicaciones también pueden producir efectos secundarios sobre la conducta sexual. Un hallazgo significativo fue que cuando mas actividad sexual se tenga en el conocimiento de la vida adulta mas
probable que se mantenga durante la vejez.

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